Miércoles 29 de Octubre, 07:26

Río de Janeiro vivió una jornada sangrienta durante un megaoperativo policial

Policiales | En una avanzada policial contra el Comando Vermelho dejó “escenas de guerra” en las favelas del Norte de Río de Janeiro. Participaron 2.500 agentes, se incautaron 93 fusiles y hubo duros cruces entre el Gobernador Cláudio Castro y el Gobierno de Lula por la falta de coordinación.


Río de Janeiro fue escenario este martes de una de las jornadas más violentas de su historia reciente, con al menos 64 muertos y 81 detenidos tras un operativo policial sin precedentes contra el Comando Vermelho (Comando Rojo), una de las bandas criminales más poderosas de Brasil.

El despliegue, que movilizó a unos 2.500 agentes, comenzó en la madrugada con el objetivo de ejecutar 100 órdenes de arresto en los complejos de favelas Alemão y Penha, en la zona Norte de la ciudad.

Estas áreas, densamente pobladas y afectadas por la violencia del narcotráfico, fueron el epicentro de enfrentamientos que duraron más de doce horas.

El objetivo del operativo

Según la Policía Civil, la acción buscaba capturar a los principales cabecillas del Comando Vermelho y frenar su expansión territorial.

Las investigaciones, desarrolladas durante un año, revelaron que el complejo de la Penha se había convertido en una base estratégica para el tráfico de drogas y armas, por su cercanía a las principales autopistas.

El saldo oficial hasta el momento es de 60 presuntos criminales muertos, junto a cuatro agentes de seguridad, además de ocho policías y tres civiles heridos. Las fuerzas de seguridad decomisaron 93 fusiles de asalto y una gran cantidad de estupefacientes.

Caos y parálisis en la ciudad

La violencia desatada provocó un colapso en varios puntos de Río de Janeiro.

Hubo bloqueos de rutas, incendios de vehículos y autobuses, y el cierre de medio centenar de escuelas y centros de salud. También se suspendieron clases en las universidades Federal y Estadual de Río de Janeiro, afectando a unos 200.000 residentes que quedaron atrapados entre tiroteos y cortes de transporte público.

Tensión política y acusaciones cruzadas

El Gobernador de Río de Janeiro, Cláudio Castro, calificó la situación como una “guerra” y aseguró que el estado estuvo “completamente solo” en la operación, reclamando una mayor colaboración con las fuerzas federales.

En respuesta, el Ministro de Justicia, Ricardo Lewandowski, señaló que el Gobierno nacional “no recibió ningún pedido de apoyo” y recordó que “la seguridad es responsabilidad de los gobernadores”.

Lewandowski lamentó la magnitud del operativo y subrayó que el combate al crimen debe realizarse “con planificación e inteligencia”. Además, mencionó que el Ejecutivo de Luiz Inácio Lula da Silva impulsa una reforma para coordinar acciones entre fuerzas federales, regionales y municipales, actualmente en análisis en el Congreso.

Un operativo con repercusión internacional

El sangriento operativo se desarrolló a pocos días de la llegada del príncipe Guillermo del Reino Unido, quien visitará Río de Janeiro para participar en la entrega del premio Earthshot y en el Foro de Líderes Locales, antes de la cumbre climática COP30, que se celebrará en noviembre en Belém, en la Amazonia.

El origen del Comando Vermelho

El Comando Vermelho nació en la década de 1970 en una prisión de Ilha Grande, durante la dictadura militar brasileña. Allí, presos comunes convivieron con guerrilleros de izquierda y formaron una alianza defensiva que derivó en una poderosa organización criminal.

Con el tiempo, se transformó en la facción dominante del narcotráfico en Río de Janeiro y extendió su influencia a otras regiones del país, controlando rutas del comercio de cocaína y desarrollando redes de contrabando, extorsión y secuestros.

Río de Janeiro quedó nuevamente en el centro de la atención internacional, entre el avance del crimen organizado y la violencia institucional, en una ciudad que desde hace décadas libra una batalla sin tregua por recuperar la paz en sus calles.