Politica | Jair Bolsonaro (PSL) es el nuevo Presidente de Brasil por un 55,2% de votos, frente al 44,8% del izquierdista Fernando Haddad (PT).
"Voy a gobernar al lado de la Constitución y por la unión del país", fue su primera declaración tras conocerse su victoria.
El ex Capitán del Ejército que se postulaba como el "candidato del cambio" se ha convertido en el primer Presidente de extrema derecha desde la redemocratización del país. El nuevo mandatario brasileño, conocido por sus declaraciones polémicas y su estilo autoritario, sigue la estela del norteamericano Donald Trump, y del italiano Matteo Salvini.
Los cláxones y los fuegos artificiales celebraban en la Avenida Paulista (Sao Paulo) la victoria del candidato del PSL. En Rio de Janeiro, feudo bolsonarista, las ramblas de Copacabana e Ipanema se llenaban de banderas verde-amarelas y de carteles con un mismo mensaje: "El presidente del cambio".
En la plaza Roosevelt de Sao Paulo, centro de la bohemia paulistana, las caras eran de tristeza: "Me da mucho miedo lo que pueda pasar a partir de mañana", decía a este periódico Paulo Prestes, escenógrafo de 32 años.
El nuevo Presidente de Brasil conocido por sus declaraciones homófobas y racistas, y por su estilo autoritario a la hora de hacer política, suscita pasiones y odios.
La sociedad del vecino país esta profundamente dividida entre los que lo consideran "una esperanza" para que Brasil vuelva a crecer, y confían en que consiga "limpiar" las instituciones de corrupción; y los que lo sufren como "una pesadilla", y temen un gobierno militarista que restrinja los derechos democráticos y profundice en las desigualdades sociales.
"Voy a gobernar al lado de la Constitución", fue la primera declaración del ultraderechista tras conocerse su victoria. De este modo el nuevo mandatario apostó por demostrar un talante democrático alejado de las amenazas militaristas e intolerantes habituales en sus discursos.
El bolsonarismo también ha ganado en algunos de los estados más importantes del país. Este domingo además de la elección presidencial, los brasileños tenían que elegir al Gobernador de 14 Estados.
En Rio de Janeiro ganó el Juez Wilson Witzel, un candidato hasta ahora desconocido que le arrebató el puesto al ex alcalde carioca, Eduardo Paes, gracias al apoyo del ultraderechista.
En Sao Paulo la victoria también se la llevó Joao Doria, quien se declaró bolsonarista desde comienzo de su campaña.
Jair Bolsonaro ha conseguido conquistar a poco más de la mitad del país presentándose como el candidato antipetista. El odio hacia el Partido de los Trabajadores, que se ha propagado como la peste en la sociedad brasileña, ha sido su principal baza electoral.
Los escándalos desvelados en la operación Lava Jato sobre los desvíos millonarios de dinero de la estatal Petrobras a diversos políticos, estigmatizó al PT como el partido de la corrupción.
"He venido aquí para limpiar el país de petistas", ha dicho en varios discursos- y se proclamó como el candidato antiestablishment.
Además de un Brasil dividido tendrá que enfrentar una crisis económica con un índice de desempleo en aumento (12%), y con más de 1,5 millones de personas que han pasado a formar parte de la extrema pobreza.
El discurso errante del ultraderechista en relación a su proyecto de país abre una incógnita sobre cómo será su futuro gobierno. Hasta el momento ha asegurado que las Fuerzas Armadas tendrán un papel clave en varios ministerios, ha prometido una reforma laboral "con menos derechos pero más puestos de trabajo", y una reforma "urgente" del sistema de pensiones.
Su futuro Ministro de Economía y Hacienda, el inversor Paulo Guedes, es un defensor del estado mínimo y de las privatizaciones, pero en las últimas semanas Bolsonaro prometió que mantendría, e incluso aumentaría, las ayudas sociales como Bolsa Familia para los brasileños más humildes.
El ultraderechista también ha puesto en entredicho la idea de Guedes de hacer una reforma del sistema tributario que marcaría aún más la desigualdad entre ricos y pobres. Pero sí ha confirmado que llevará a cabo una reforma en el sistema de impositivo, sin dar más detalles.
Después de una campaña marcada por la violencia con el atentado que sufrió Bolsonaro a principios de septiembre, y la ola de agresiones contra homosexuales y opositores de izquierda por parte de seguidores del ultraderechista, queda por saber si el futuro presidente abandonará su discurso de odio a la oposición, y apostará o no por reconciliar a un país enfrentado.