FÚTBOL | Independiente y Vélez protagonizaron esta tarde en el estadio José Amalfitani un empate sin goles muy parecido a la nada, por lo aburrido del espectáculo, la escasez de ideas y de emociones brindadas ante unas 20 mil personas.
Por eso, a la hora del balance, cuesta encontrar un merecedor de la victoria en un partido parejo en lo que se refiere a juego ambiguo y poco vistoso, pero también en el protagonismo de los dos arqueros, quienes desspejaron en la mayoría de las ocasiones de gol creadas.
Independiente tuvo en el "Totono" Freddy Grisales a un
pateador peligroso, quien probó al arco dos veces en el primer tiempo, a los 2 y a los 23 minutos, la primera desviada y la segunda "descolgada" por el arquero, ya que la pelota se metía de emboquillada por el ángulo superior izquierdo.
Todo en el primer tiempo, a los 13 se salvó Independiente
tras peligroso tiro libre que ejecutó Pablo Lima y cabeceó
Gustavo Balvorín ante Walter Assmann, pero la pelota se elevó.
Al partido le faltaban los principales jugadores del Vélez de Hugo Tocalli y Daniel Montenegro en Independiente, bajas importantes que contribuyeron a que el espectáculo fuera chato.
El local dominó los primeros diez minutos del complemento a puro "pressing" y con vocación ofensiva, en un momento en que decayó el rendimiento de Lucas Pusineri, con un Hernán Fredes arrumbado en la izquierda y prácticamente
"olvidado" del partido o un Damián Ledesma lento e irresoluto.
Las falencias se completaban por el lado de Vélez con el
fustigado Víctor Zapata, silbado permanentemente por su público, que pasó a considerarlo "espectador de lujo".
El único que podía cambiar este partido, Damián Escudero,
metió remate desviado al palo izquierdo a los 16 y enseguida el ingresado Jonathan Cristaldo estuvo a punto de convertir, de no ser por la acción combinada de Assmann, primero, y de Leandro Gioda después despejando sobre la línea.
La entrada de Patricio Rodríguez motivó la única jugada clara de Ismael Sosa (de bajísimo rendimiento también), quien exigió a Montoya por una vez en el partido antes de que lo reemplazaran, en 24 minutos de juego.
A los 27 Balvorín se llevó una pelota aprovechando un quedo de Guillermo Rodríguez y el uruguayo salvó desde atrás, tirándose al piso, mientras la gente de Vélez pedía penal.
Y el partido era eso, algunas jugadas de gol aisladas y
contadas con los dedos de una mano que le dieron protagonismo a los arqueros, ya que después fue el turno de Denis para darle lucimiento a Montoya.
Este Vélez depende mucho de la inspiración de Escudero e
Independiente es un barco a la deriva porque si la semana pasada uno de los jugadores más claros del clásico había sido Lucas Mareque, ahora no apareció nítidamente un creador de juego.
Finalmente a los 41, Grisales produjo una estupenda
habilitación al ingresado Cristian Ledesma, quien pateó a las manos del arquero velezano, aportando al gris de la tarde y confirmando que el delantero suplente no resultó solución a todos los problemas que evidenció el titular.
Fuente: NA.