Sociedad | Desde hace más de tres décadas, el clásico programa creado por Jorge “Capi” Almeyra y Mario Reissenveber continúa uniendo generaciones cada sábado por la tarde en FM RIEL, con una propuesta que combina melodías inolvidables, buena compañía y la pasión por la radio.
Desde hace 33 años, El Túnel del Tiempo acompaña las siestas de los sábados en Basavilbaso, convirtiéndose en un emblema de la radio local.
El programa nació de la visión y energía de Jorge “Capi” Almeyra y Mario Reissenveber, dos apasionados por la comunicación y la música que compartían un vínculo especial como integrantes del equipo deportivo de la emisora.
“Ellos siempre tuvieron química: eran tipos divertidos, pescadores, futboleros, que se complementaban a la perfección. Por eso, construir este espacio fue algo natural, un proceso en el que se pasaban noches enteras subiendo simples y LP’s al sistema de automatización para que, al salir al aire, la música sonara impecable”, recordó Hugo Cola, quien fue parte de los primeros pasos del programa y luego trabajó como operador.
Desde su primera emisión, el público abrazó la propuesta con entusiasmo. “Gracias a Dios, la gente aceptó la idea desde el principio y la sigue acompañando”, expresó con gratitud Mario Reissenveber.
El conductor celebra que la audiencia del Túnel no se limita a una generación: “Nos escuchan los viejitos como yo y también la familia entera. Arrancamos entre el almuerzo y la sobremesa de los sábados, en esa siesta que —como dicen los chicos— es perfecta para escuchar radio”.
En sus inicios, el programa tenía dos emisiones semanales: los miércoles por la noche, con un tono más romántico, y los sábados, donde se ofrecían estilos y ritmos variados, como se mantiene hasta hoy.
Cada edición invita a viajar en el tiempo a través de una cuidada selección de canciones de los años 60 y 70, poemas y melodías que despiertan recuerdos.

Durante la celebración del aniversario, El Túnel del Tiempo recibió el saludo y la música en vivo de Darío Heit, conocido artísticamente como Simplemente Darío, quien expresó: “Soy un apasionado por la música, y no podía faltar a este festejo que rinde culto a las canciones y los recuerdos”.
Treinta y tres años después, la esencia sigue intacta: una radio abierta al afecto, al recuerdo y al sonido de una época que aún vibra en la siesta de Basavilbaso.